Hoy quiero escribir otro pedacito de mi historia, historia
que comienza en un viaje y acaba en otro (como deberían empezar y acabar todas
las grandes historias). Añadir que empezaré por el principio, pero sin duda,
para nada lo más importante.
Estábamos de vacaciones en Almería, una excursión del
inserso, cuando de camino a Mojácar, en el autobús, recibo una llamada, en la
que me dicen que me han seleccionado para trabajar de teleoperador en
Salamanca. Tras varias comeduras de cabeza (planteándonos si cortar las
vacaciones y subir a salamanca, o si no trabajar, o alguna otra posibilidad),
decidimos que lo mejor era hacer la entrevista por Skype.
Unos días más tarde, buscando wifi en el hotel, recuerdo
cómo me arreglé de cintura para arriba para que me vieran como “un chico
formal”. Después de varios intentos
fallidos con todo preparado, me llaman y me dicen que no hace falta, que entre
directamente. Hice algo de papeleo para la ett (Adecco) y dicho y hecho.
Cuando acabó el viaje volví a Salamanca, a vivir en el piso
de Sara mientras encontraba algo. Al entrar a trabajar, aún me acuerdo del
primer día, en el que nos enseñaron un poco normativa de Arvato, un formador
llamado Jorge, serio, pero con un carácter empresario. Dentro de Arvato hay
muchos departamentos, una empresa contratada por Orange para mantener sus
productos. En un principio nos formaron para Fidelización. Pero en seguida nos
cambiaron a Venta. Venta pura, con un formador increíble por su seriedad,
carácter y humor. Víctor, hasta hoy, la persona que más conocimientos tiene de
tecnología que conozco, una biblioteca andante capaz de explicar a CUALQUIERA
conceptos complicados. Estuvimos 2 meses de formación, pero con Víctor, en
ventas, solo 2 semanas. Ahí conocí a gente bastante maja, Javi, Aida, Alberto,
Alex por ejemplo. Y gente… pues bueno, como en todos los sitios. Aún así, iba a
ser una antesala de lo que vendría después. Conseguir empleo a cualquier precio
con métodos, para mí, amorales. Pero allá cada uno.
De esos días, recuerdo que yo fui súper participativo, y de
los más activos (igual por eso pude entrar), o cómo Víctor subió una silla a la
mesa para que se la vendiéramos. Recuerdo el último día de formación, cuando
iban a meter a unos cuantos, entró Nacho (el
jefe de sala) y Araceli (AMOR). Nos hicieron una última entrevista para
sondearnos en el momento. Mi sinceridad me hizo temer porque dije que no sabía
si iba a tener continuidad en la empresa.
Suerte, que entramos. Y por la puerta grande. Alberto, Alex,
Ely y yo fuimos a hacer escuchas a Empresas (el mejor departamento de Arvato).
Mientras otros 4, entre ellos Aida, fueron a televenta (al resto les echaron).
Recuerdo que me pusieron a hacer escuchas con Paula una chica mona rubita con
pinta de pijina. Y a Alber, le pusieron en frente de mí con otra chica menos
mona, menos pija y más alta. Estuvimos bromeando porque a Alber le hubiera
gustado hacer escuchas con Paula y a mi con aquella otra chica, Irene.
Entré.
Los primeros días no me resultó complicado, seguí con la
misma dinámica de preguntar y absorber todo lo posible. Vendía, que ya era
bastante por lo visto. Durante estos primeros días, yo iba a lo mío, trabajar,
trabajar y trabajar. Echaron a Ely en seguida. Así que empecé a conocer gente,
conocer gente e intentar hacer migas. Por lo visto, la sociedad sigue siendo
estúpida. Más que la sociedad, la gente de mi edad. Hubo dos personas que
pensaron que estaba ligando con ellas. Una chica de 19 años Alicia (madre de un
hijo) y la propia Irene. Eso produjo que me quedara solo. Que se crearan
rumores de que era un salido y me sentara todos los días durante 3 semanas
solo. Esto mientras Irene me pinchaba tirándome papelitos con un comportamiento
extraño a mi modo de ver. Lo que ellos no sabían es que por aquel entonces
tenía algo con una chica, algo que podíamos definir como sólo sexo continuado. Más
que de sobra para mí. Os puedo asegurar que no quería nada más con nadie más.
Esta etapa duró hasta que hicimos una cena de empresa. Que
todos vieron cómo era. Antes de esta cena, después de llevar dos meses en la
empresa, mi coordinadora me dio una charla motivadora que vaya si me motivó.
Aunque estuviera solo, me puse las pilas. Sus palabras exactas fueron: Rubén,
sabes que se van a ir todos los veteranos, eso te convierte en veterano, necesito que vendas, ya no sólo
porque tú te mantengas, sino para que se mantenga el departamento. Vende por
nosotros.
Eso produjo que durante todos los meses bajo el mandato de
esa coordinadora Araceli, llegara a incentivos. Fui el mejor. Bueno, no es
cierto. Luchaba con un chico de por la mañana Pesca; si la media del
departamento eran… 60 moviles, yo llegaba a los 90, pero Pesca llegaba a los
120. No sabía qué hacía, y quería mejorar, así que me estuve informando y… sus
tácticas no eran limpias.
Hay dos formas de vender mucho allí. O vendes bien, o vendes
mal. Haciendo trampas. Yo elegí el camino bueno.
A medida que iba pasando el tiempo, iban entrando compañeros
y saliendo otros. Pero los que siempre estábamos éramos, Alvaro, Fran, Irene,
Arancha, Fer y Araceli. Gente que pasó por allí, muchos, Lorena, Jose que tuvo
un hijo, Mónica, Bibi, Cris, Alvaro el grande, Pabloide… muchos.
Hubo una temporada que me cambiaron a teleweb particulares,
querían que “levantara el departamento”, un departamento en el que íbamos a
estar los “buenos”. Por aquel entonces, ya tenía suficiente fuerza (todos los
meses llegando a incentivos me avalaban), como para poder jugármela. Y lo hice.
No quería estar allí, quería estar con Ara.
Particulares, es más fácil que empresas, más fácil a la hora
de vender, pero más complicado dar datos, porque entra gente de todo tipo.
Personalmente, prefiero empresas, gente con las ideas claras con la que echar
pulsos mentales. Intentar convencer, no dedicarte a desquiciarte por tener 10
llamadas seguidas de “se me ha roto el ruter”. Encima me pusieron de cordi a
Irene. Como tal, estaba en su función de motivar a sus agentes y se interesó
por qué me pasaba. Me inventé una patraña y me llevaron de vuelta a empresas.
Y pasaron los meses, con charlas y broncas sobre todo por
parte de la supervisora Azu. Tuve que “enfrentarme” a ella también. Recuerdo
cuando nos sacaron a todos, para decirnos que ya no contaba vender bien,
contaba vender. O sea, vía libre para hacer trampas. Me negué. Y palabras
textuales: “pues vas a tener que elegir entre tener moral o trabajo”. Elegí
moral y trabajo con la ayuda de Ara que me permitió hacer lo que quisiera.
Después de ese momento fue cuando llegó el reconocimiento y
las felicitaciones por parte de Azu. Azu, cómo definirla. Azu es la más temida,
el poli malo, la jefa a la que hay que lamer el culo porque sino te echa, la
típica sargento ante la que te cuadras o te pones nervioso con su presencia por
si estás haciendo algo mal (aunque sepas que no es así).
Siguió pasando el tiempo, esos días salía de fiesta con la
chupipandi superguay de Álvaro Fran (los únicos con los que estaba 100% a
gusto), Juanpa, juan, Ariadna (Metefichas a todo lo que tenga pito), Irene,
Lorena, Diego… Gente que espero olvidar cuanto antes, salvando los dos primeros
claro.
Y siguió pasando el tiempo. Me cambiaron de cordi. Ernesto.
Uno nuevo, inteligente pero con poco don de gentes en un principio. Luego con
el tiempo quedó demostrado que no. Bastante majo. Aquí fue cuando me cogí mi
primer aux, descansos que como había que apretar, nunca me cogía. Mientras
estaba con Ernesto, el destino quiso que mi camino se juntara con Arturo (el
gay cobarde niño de papá amigo de Noé el Argentino sin escrúpulos). Duró poco,
y se fue por la puerta de atrás, escondido y sin decir nada a nadie, muy a su
estilo. Creo que su último día fue en el que todos me aplaudieron por llevarme
un z5 compact (siendo consciente de que escribo con prepotencia). Ahí también
entro Mule, intenté ayudarle todo lo que pude, pero no fue suficiente. Porque…
como se le antojó a un superior… tenían que echarle.
Y llegamos a un punto… en el que entra una amiga mía a
trabajar allí. Jen. En su primer día, ella no sabía qué hacer. Eso me hizo que
conociera a Ana la que es ahora mismo una de las personas más importantes en mi
vida. Resulta que el primer día de Jen me preguntó, ¿y ahora qué? Pues ahora
conocer gente, mira estas chicas de aquí seguro que también es su primer día,
cómo os llamáis? Ana, (y otra que no recuerdo su nombre, porque quería adivinar
el de Ana) ok, Ana, menganita, Jen, Jen, menganita y Ana. Voy para dentro. Y
ahí les dejé hablando.
Después de ese día, tenía un sitio donde dirigir mi mirada,
tenía una zona de la que estaba pendiente, una persona a la que analizar y
observar para saber si sería la elegida o no. Fue que sí. Salí una noche con
ellas, tiempo que me bastó para confirmar lo que suponía. Era sencillamente
fantástica.
Los días en el trabajo habían cambiado, mi objetivo
económico estaba cumplido, así que me quería mantener allí viendo todos los
días a Ana. Iba a trabajar con otro cuerpo, con otro fin, mucho más humano. Los
incentivos ya no tenían sentido, las preocupaciones por haber bajado mis datos
no tenían sentido, mi motivación en las llamadas era nula.
En las últimas semanas, combinaron departamentos, en el que
estaba yo 1414 y empresas, 1414 está haciendo que los datos de empresa bajen,
pero bueno, a alguien le interesará que esté ese departamento allí. En esas
últimas semanas, quitaron a Ernesto de coordinador, y metieron a Alber, más
pillo que Ernesto. Les dejé subiendo los datos.
Así que, la inercia me llevó a acabar allí. Me cambiaron a
otro departamento que intenté boicotear vendiendo menos aún… Metieron gente con
la que finalmente estuve muy a gusto. Manu y Guille… El morenito reshulon
caradura… Gente maja.
En resumen, un año y medio que me sirvió para mucho. Aprendí
cómo funcionan las empresas españolas, en las que estás donde estás no por lo
que valgas, sino por de quién seas amigo. Me ofrecieron ser coordinador, me
ofrecieron presentarme a formador, a ambas me negué.
Recuerdo que querían retenerme allí, sí o sí, Azu, Ara, no
querían que me fuera, e hicieron lo imposible para que me quedara. Me
ofrecieron algo inédito allí. Nadie había visto nunca lo que me ofrecieron, un
contrato de empresa. A lo que por su puesto también me negué. Me sentí muy
halagado y agradecido, pero mi camino tiene que continuar. No puedo estancarme
en una empresa como Arvato. Y allí vamos, a abrirme paso por el mundo, volando,
la semana que viene a México, un viaje de vacaciones con vistas al futuro e
intención de trabajar de animador o modelador
3d. Dejo atrás a mucha gente con la que he pasado grandes ratos, con las
que podría seguir riéndome durante muchas horas como son Manu, Guille, Arancha,
Ara, Álvaro y Fran. Y digo que los dejo atrás, porque desgraciadamente no creo
que tenga contacto con ellos y espero que así sea. Dejo atrás a gente mala,
sucia y ruin, convenida y aprovechada, pelota e hipócrita de la que espero
haber aprendido al menos a cómo tratar con ellos. Me llevo, de menor a mayor
importancia, la parte económica, la experiencia y me llevo la que espero sea mi
compañera durante muchos años. Por todo, por todos y para Ana mostrar gratitud
se queda corto para este último año y medio.