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sábado, 28 de mayo de 2016

Tercer día, piedras basálticas

Madrugamos de nuevo, a eso de las 7 estábamos en pie. Esta vez, marcharíamos sin la novia de Rubén que tuvo una ingesta de marisco en la playa el día anterior. Fuimos en un coche, Sara, Deni, Eva, Gutt (en el maletero), Rubén y yo, que fuimos hablando todo el camino descubriendo más cosas sobre México y compartiendo cultura.
Nuestro destino estaba a 3 horas en coche. Los prismas basálticos situados en Huasca era una zona en la que se encontraba vegetación, rocas y agua. Nada más llegar nos asomamos a un mirador. Un desnivel inmenso con un corte vertical casi perfecto formado por estos prismas basálticos. Era como si un niño gigante hubiera hecho con su pala un surco en la tierra y de ahí hubiera crecido la vegetación de forma salvaje. Desde lejos, desde ese mirador, los prismas basálticos eran líneas verticales pero al acercarnos eran más que eso.
Para llegar a la zona más turística tuvimos que cruzar un puente colgante en el que, durante 5 minutos fui el terror de viandantes. Sin querer, he de decir. Me puse a saltar y a mover el puente de un lado a otro, jugando con las vibraciones y las subidas y bajadas de este. No era consciente de que, detrás de mí, había como 20 personas esperando a que dejara de hacer el ganso encima del puente. Yo no miraba hacia atrás, solo hacia abajo, y como veía que algún valiente se atrevía a cruzar, no era consciente de la situación. Fue divertido realmente, pero muchos me odiaron.
En el otro lado un caminito rodeado de fuentes, que nos llevó a una escalinata, para estar en la base de los prismas. Eran formaciones rocosas hexagonales que subían a diferentes alturas, formando superficies planas de unos 50 cm de diámetro resultado del enfriamiento lento de lava. Nos encontrábamos rodeados de ellas en el barranco de Alcholoya, y ante nosotros veíamos 2 de las 4 cascadas que bañaban la zona. Una de las 13 maravillas naturales de México, y podemos dar fe de ello.
Después de hacernos varias fotos en la zona y ducharnos debajo de las 2 cataratas volvimos hacia el coche para ir hacia el mercado de Huasca. Allí, bajo una tela que cubría la calle protegiéndonos del sol comimos. Seguimos conociendo comidas mexicanas. Estaba haciendo una biblioteca de imágenes poniéndole el nombre a las fotografías con sus comidas correspondientes. Pero en ese momento decidí dejar de hacerlo. Un Molote (una comida) en Puebla, es diferente a un Molote en Xico, y diferente al que te puden hacer en cualquier otra región de México. Así que no tenía sentido. Después de dar una vuelta por el mercado, nos encaminamos hacia la casa de Deni de nuevo.
El cansancio iba haciendo mella en nosotros, pero aún así, tuvimos fuerzas para subir a lo más alto de Xico y ver la estatua de una virgen de 20 metros de alto. Horrorosa. Me extraña que a alguien le pueda gustar porque era fea con ganas. Pero mereció la pena subir por las espectaculares vistas que pudimos disfrutar de toda la ciudad. Foto de rigor y para abajo.
Fuimos a ver la piedra apestosa de nuevo cada uno con su paleta (un polo de hielo), yo me pedí dos. Uno de queso y frambuesa y otro de leche y oreo. Con el calor que estábamos pasando, la verdad que se agradeció y mucho. El paisaje de la roca, cambio bastante por el día, ahora ya no daba mal rollo, era más bien un sitio oculto. Una zona situada en un agujero al que se accedía por escaleras coloridas rodeado de dibujos saturados. De ahí fuimos a sentarnos en la plaza de Xico. De ahí me llamó la atención dos niñas de no más de 6 años que pretendían sacar algo de dinero pintándonos las uñas. Nos explicaron que no es que fueran pobres, sino que seguramente se tratara de dinero para una mafia. Eran niños explotados que hacían lo posible por sobrevivir, hecho que me revolvió por dentro y me dio bastante que pensar.
Nos tumbamos en los jardines de la iglesia un ratito sin hacer nada, simplemente descansando de la paliza que llevábamos encima y del calor asfixiante.
Como a eso de las 8 de la tarde fuimos a cenar, desobedeciendo a la madre de Deni que insistía en convertirse en una de las personas más hospitalarias que conozco. Cena buenísima, los molotes típicos de Xico, una especie de empanadillas con forma de croqueta, que rellenamos cada uno de lo que quisimos.

De ahí derechos a la cama, el bus a la mañana siguiente saldría a las 6:40 destino Puebla. En esa noche nos acribillaron los mosquitos. A mi, al que más. Como más de 40 picaduras entre las dos piernas. Picaduras extrañas en las que, se veía un puntito de sangre coagulada en donde había entrado el aguijón. Puntito superficial que te podías explotar. Sólo nos picaron a Sara y a mi, y sólo en las piernas.

Segundo día pirámides El Tajín y playa Tecolutla

La noche anterior, acordamos que yo conduciría un segundo coche. Ibamos, Gutt, Sara, Eva, Deni, el hermano de Deni, su novia y yo. Obviamente en cuanto se presentó la posibilidad de conducir, me ofrecí voluntario, todo el mundo sabe que me encanta hacerlo y no siempre se tiene la oportunidad de conducir en un país extranjero. La noche anterior salimos a probar mis dotes de conductor. Y aprendí varias cosas. El coche era automático, así que no era conducir como tal, pero luego agradecí que fuera automático. Resulta que en todo México, hay unos badenes horribles, en los que incluso las pick ups dan en los bajos. No iba a llegar el español y no dar. El problema no es que fueran badenes altos, sino que eran altos y estrechos, al amortiguar el coche al bajar el badén, dabas sí o sí. Di en los bajos en el primero, y me fastidió, porque lo pasé super despacio. Di en el segundo y eso que paré con la rueda en el badén. Aprendí a pasarlos. Con el coche de lado no había problema. Tenía que invadir (si fuera necesario) el carril contrario para pasar el badén prácticamente de lado.
Aprendida la técnica, partimos por la mañana, en mi coche Sara Deni y yo. Aprendí mucho en ese viaje, sobre todo de costumbres Mexicanas. Política, sueldos, palabras prohibidas… y que caen meteoritos.
Así, como sin venir a cuento, en una de las curvas, nos cuenta Deni que había caído un meteorito en Cholula en Puebla, o sea, donde vive Gutt. Pensábamos que era otra típica broma de Deni. Pero no, vimos en Facebook cómo se iluminaba el cielo y por lo visto temblaban las paredes. Otra conversación que recordamos después fue cuando deni, sin venir a cuento nos dijo algo así como: “este lugar es perfecto para tirarse a una tirolesa”. Nos habían estado vacilando con expresiones como COGER, o CHAQUETA (que aquí significan otra cosa), y ahí, pudimos vacilar nosotros un poco a Deni, que no sabía lo que significaba esa frase en castellano. En México, tirolesa significa tirolina.
Llegamos a el Tajin con 32 grados reales y 37 aparentes después de 3 horas de coche. Aparcamos y fuimos a desayunar a eso de las 11 de la mañana. Un sitio muy colorido donde empezamos a probar comida mexicana como tal. Con diferentes nombres pero básicamente eran fajitas con verduras o pollo encima. Algunas eran como empanadillas rellenas de frijoles. Las salsas a parte por supuesto para que nosotros pudiéramos echarle lo que quisiéramos. Me atreví con todas. Las salsas mexicanas pican la mayoría y tienen sabores extraños, como una comida con muchas especias. Era como experimentar mientras los demás esperaban tu reacción. Me atreví con una salsa comercial de abanero que picaba. La probé sola y me ardía la boca, más que por dentro, los labios. Una sensación curiosa que me recordó a Alfon y sus retos. No sabía mal, así que se la eché a algún que otro taco de esos. Combinada con más comida, suaviza bastante el picor y es comestible. Ahí todavía nos vacilaban con el picor. Esta no pica, esta si, nos engañaban, pero dejaron de hacerlo cuando vieron que yo estaba probando todo, absolutamente todo. Además de la típica comida mexicana Sara y yo nos pedimos huevos fritos. Ahí vimos cómo iba a ser el finde, el hermano de Deni, tocayo mío, estaba dispuesto a pagar prácticamente todo. Pasó un hombrito con una guitarra ofreciéndonos una canción, le pidieron la de ojitos lindos que cantamos a coro con él. Además iba apareciendo gente ofreciendo lo que tenían para vender. Me sorprendió un niño, a mi y a todos, porque a parte de español, hablaba totonaco, un dialecto por lo que pude entender más adelante basado en la combinación de palabras para expresar lo que querían decir. Totonaco por ejemplo viene de TUTU (3) NACU (corazón).
Ahí, en el Tajín, entramos en una zona arqueológica en la que había 27 pirámides a la vista. Por lo visto enterradas había más de 130 pero, por desgracia, el gobierno no puede o no quiere invertir en desenterrar todas esas maravillas. Ocultas por mini montañas en las que los árboles habían crecido, suponía un reto imaginarte qué estabas pisando. Entramos, y una pradera enorme donde a nuestros ojos veríamos como 7 solamente. A Rubén se le ocurrió contratar un Guía, acto que agradecimos todos porque aprendimos muchísimo, de lo contrario sólo habríamos visto pirámides. Intentaré escribir todo lo que pueda de lo que nos dijo.
La zona era un lugar de comercio, con una variación de estilos tan amplia como la cantidad de culturas que han pasado por esta tierra. Las construcciones eran monumentos destinados a los astros, a los dioses. Cada uno situado a conciencia haciendo referencia a una estrella. Las construcciones nahualt eran rectas, las mayas piramidales, todas con ventanas para dejar las ofrendas y las mercancías para comerciar con ellas. Había canchas de juego, el que aparece en “el dorado”, podías ver perfectamente cómo la construcción se erguía formando una I con serifa romana en el suelo. En las construcciones alrededor del suelo, veías las gradas y los palcos. Mientras un grabado en el que podías ver cómo sacrificaban a un jugador. Los jugadores se vestían con protecciones en rodillas, cuello, brazos y pies, a parte del típico taparrabos con el símbnolo trenzado que hacia referencia al supramundo. El tres era importante para ellos (por el propio nombre ya mencionado, TUTU 3) y en el grabado se veían los 3 mundos. El terrenal, el supramundo, y el inframundo. Del supramundo descendía Quezctalcoalt para llevarse el alma del sacrificado. Se apreciaba cómo el “sacerdote” que llevaba el sacrificio mencionaba unas  palabras mientras le rebanaba el cuello.
El sacrificio se hacía al ganador del partido que tenían un sentido bastante importante para la difusión de materiales y conocimiento. Los partidos se organizaban entre diferentes culturas que jugaban a pelota de diferente manera, unos se caracterizaban por jugar con codos, con rodillas, con hombros, metiendo la pelota por un aro o con caderas, con una pelota de caucho de 4 kg. Se apostaban materiales y alimentos, el equipo ganador se llevaba todo lo apostado para que su pueblo comenzara a recolectar ese alimento o aprendiera a crear ese material en sus tierras.
Había construcciones comerciales, había construcciones religiosas y construcciones nobles. En una de las construcciones religiosas pudimos comprobar cómo estaba representado el calendario maya actual. Con 52 ventanas, representando las 52 semanas del año, con el símbolo en espiral representando el viento (tornados). Igual que otro monumento iba destinado al dios del trueno con el tótem volcánico y su maquiavélica sonrisa castigadora. En la cima de esta se podía apreciar un altar de sacrificios. Igual que había pirámides huecas, con pasadizos en su interior, aquí estábamos viendo pirámides completamente rellenas de piedras, en las que  generación tras generación habían puesto su granito de arena, cada 52 años (la esperanza de vida de la época) la pirámide avanzaba su construcción con piedras casi perfectas rectangulares como ladrillos. En alguna se podía apreciar esto, ya que estaba medio derruida, al igual que un material a modo de “cemento” creado con barro, piedras, arena, baba de nopal (cactos). Una me llamó especialmente la atención porque era una construcción dedicada a la paz. Cuando los totonacos vieron las naves de Hernán Cortés, vieron un símbolo, la cruz cristiana. Lo que hicieron fue imitar esa cruz en una de las pirámides, para iniciar esa hermandad entre pueblos. El lugar en el que estábamos era en definitiva un sitio en el que los totonacos consiguieron que perdurara la paz y la armonía entre mayas, nahualts, mistecos, los propios totonacos y en definitiva de cualquier cultura.
Otros tres datos curiosos, son que la zona Veracruz, se llama así, precisamente por las cruces de los conquistadores. Y que la palabra naco, que ahora se utiliza despectivamente en México, se ha malogrado a lo largo de los años, porque proviene de nacu que significa corazón. O la palabra WEY que tanto se utiliza aquí significa grandeza. Y la tercera es que la terminación TLA significa “tierra de”. Había observado en el mapa que había muchas zonas acabadas en TLA y cada una era eso, igualmente ocurre con TEC (Cerro de)
Un recorrido, que acabó con una espectacular vista panorámica de toda la zona que recomiendo encarecidamente. Mencionar el calor que pasamos, ese calor tropical que hacía tener una sensación constante de deshidratación. En mi caso, con lo que sudo incluso en España, me pasaba la mano por la frente, o la ropa para secarme el sudor, y seguía húmedo. No dejaba de sudar. Acabamos empapados y bebiéndonos una cantidad de agua descomunal. Por suerte el calor iba a ser sofocado en breves porque nos dirigíamos a la playa de Tecolutla (tierra de búhos) en Papantla.
Otra horita de coche, pero al llegar me metí directamente para refrescarme, por desgracia, el agua no daba impresión al entrar. Estaba caliente, y para que lo diga yo, os podéis hacer una idea de cómo estaba para una persona normal. Todo el día al sol, entrando y saliendo del agua cada dos por tres escuchando música en un chiringuito donde parecía que me habían cogido la lista de reproducción del 2003. Limp Bizkit, Linkin Park, Evanescence, Green Day, Ramstein… que tuvo como resultado un cuerpo rojizo.
La vuelta la hicimos por otro camino más rápido, por autovía. Cuando parecía que el día no iba a ofrecernos más… encontré el paisaje más impresionante que he visto en mi vida.
Íbamos a pasar por el segundo puente más largo de Latinoamérica, el puente de Gilberto Navarrete.  Lo impresionante del paisaje fue, que era una curva ciega en bajada a izquierdas, pero la parte visible de la derecha, había un corte en la montaña, como una forma de cartabón, una inclinación super pronunciada en la que los árboles desafiaban la gravedad. Salían en ángulo recto de la tierra, pero no parecían ceder a la gravedad, se mantenían perfectamente rectos, por lo que parecía que la carretera se iba a peraltar hacia ese lado, con el puente ya mencionado de fondo. Realmente impresionante. Intentaré buscar una imagen.
Al llegar a xico, fuimos a cenar fuera. No pudimos disfrutar nada esa cena porque nos enchilamos nada más empezar. Enchilarse, es la sensación más horrible que he podido tener aquí. Nosotros decimos que nos enchilamos, pero tal y como nos lo han descrito no sé si fue exactamente eso. La descripción que nos dieron fue: una sensación que no te permite comer por la ingesta de algo DEMASIADO picante. Es una sensación que te hace llorar, babear, moquear y hace que tu boca arda. Al meter cualquier otro alimento tienes la sensación de tener la boca en carne viva, lo que hace que cualquier contacto, vuelva a picar o doler.
Lo nuestro no fue tan exagerado. Trajeron 4 salsas. Probamos una gota (literalmente) de dos de ellas. Estaban ricas, pero como a los 30 segundos empezamos a sentir esa sensación de ardor bucal. Cuando llegó la camarera le preguntaron que cual de las salsas picaba, habíamos probado las 2 que menos picaban. Aún así, nos atrevimos con las 2 restantes. En mi opinión, picaban más las que nos enchilaron. El resto de la cena fue… tragar sin saborear nada.
Estaban poniendo un partido en la televisión, la semi de la copa américa. Monterrey contra América. Lo estuve viendo con Rubén y la verdad que estuvo muy emocionante, de estos encuentros de gol en las dos áreas cada 10 minutos.

Terminamos de cenar sin más y acabamos el día más intenso de los que llevamos aquí.

miércoles, 25 de mayo de 2016

primer día en México

Sara y yo dormimos como niños pequeños (como niños pequeños que no sean yo, porque siempre he dado guerra para dormir), nos despertamos a las 7 de la mañana frescos y con ganas de empaparnos de cultura. Creo que hasta que nos despertamos no nos habíamos dado cuenta de dónde estábamos. La casa de gutt es enorme. Sobre todo el salón que será como de 40 metros cuadrados. Con un arco que te lleva a la cocina y unos tabiques sin orden alguno pero pegados a las paredes para el baño, y las dos habitaciones que tiene.
Nos dirigíamos a la casa verde, donde trabaja gutt. Allí tenemos internet y es como un punto de reunión. Me cuesta mucho describir el paisaje de donde estamos. En Cholula, una parte de Puebla, que es la ciudad y la región (como Madrid). La zona que conocemos de Cholula, son calles tiradas con tiralíneas, rectas sin ninguna curva. En donde no hay orden en cuanto a… zona residencial o zona comercial. Creo, por lo que he podido observar, que por esta zona, hay alguna casa, muchísimo sitio para comer, muchísima discoteca y muchísima tienda de comida rápida. Pero muy pocos supermercados y muy pocas tiendas. Es como si vivieran por y para relacionarse. Los sitios para comer y las discotecas, por lo que nos ha dicho Gutt, cambian cada dos por tres. Me parece normal, me da la sensación de que hay una por cada vivienda. Vale que Cholula es ciudad universitaria, pero aun así no puede salir rentable tener otra discoteca más.
Llegamos a la casa verde, preciosa. Viviría en un sitio así. Con jardín en la entrada, un columpio, y luego dentro muchísimo espacio con moqueta, una cocina enorme típica americana con la mesa en todo el centro, y en el piso de arriba la sensación de estar como en una cabaña. Una casa enorme con un salón de actos y con un montón de juegos y actividades para hacer. Nada más entrar conocimos a Martín, un Californiano moreno muy agradable al que invadimos su habitación para presentarnos. Estaba reformando el suelo que había sido levantado porque estalló una tubería. Allí aprovechamos el wifi para hablar con los nuestros y ponernos al día en cuanto a noticias y demás mientras Gutt recogía sus últimos bártulos y preparaba la habitación para la chica que la iba a sustituir.
Allí llegó Pau, una mexicana con voz grave que siempre está sonriendo. No parece mexicana, lo que abunda aquí son gente muy morena, como gitanos a nuestros ojos, y rasgos sudamericanos. Pero ella, igual que algunas otras excepciones que habíamos visto por la calle, tenía la piel más clara. Estuvimos hablando con ella hasta que gutt terminó de recoger momento en el que nos encaminamos de nuevo hacia su casa.
Una vez soltados los bultos, conocimos a Eva, la compi de piso de Gutt. Canaria de pura cepa, una chica simpática y agradable con una sonrisa blanco Colgate, a mi modo de ver muy fotogénica y de buen comer. Con ella cogimos un bus urbano para llegar después de 40 min a la estación de buses. Ese viaje fue movidito en el que los amortiguadores del urbano brillaban por su ausencia. Un bus parecido a una lata de sardinas con asientos incómodos y en el que apenas daba tiempo a bajar y a subir la gente en cada parada. Cada vez que paraba, estaba quieto como un segundo, tiempo que tenía el conductor para meter primera otra vez. Es lo que más me sorprendió del bus.
En la estación, pillaríamos un bus más grande estilo “avanza bus”, para llevarnos a Xicotepelc. La casa de Deni estaba allí. Conocimos a Deni allí en la estación. Esta sí que era una típica mexicana bajita y gordita con la piel morena. Me sorprendió para bien con el tiempo, porque durante el viaje y al conocernos, la vi como muy borde, o muy seca (aquí la herida colonial sigue abierta, y lo asocié sin querer a eso); nada más lejos de la realidad, cuando la conocí más, me di cuenta de que, por suerte, estaba equivocado. Es la más simpática que he conocido hasta ahora, capaz de reírse de todo y vacilando y haciendo bromas conmigo en cuanto cruzamos dos palabras seguidas.
Ese bus, se me hizo eterno. Fueron 4 horas, desde Puebla hasta xico. 4 horas en las que la primera media hora fue para salir de Puebla, como si fueran las afueras de Madrid, mucho tráfico, una sensación demasiado larga de estar rodeado por otros 2 carriles de coches. Ahí, me dijeron Gutt y Sara que iba muy serio, pero iba analizando el paisaje para poder describirlo aquí. Un paisaje árido, en el que la fuerza del sol no permitía al verde lucir con todo su esplendor. Eran verdes amarillentos, me recordó a Malta. La atmósfera deslucía el sol, creando sombras algo más difusas de lo que estamos acostumbrados en España. Como si estuvieras en el desierto pero la vegetación estuviera echando un pulso al sol por sobrevivir, ya que no eran poca la vegetación que se veía. Además, en los primeros 200 km en ningún momento dejamos de ver casas, o construcciones. Se notaba que no estábamos en ciudad o en pueblos, pero de repente, al lado de la carretera veías la típica construcción mexicana con un puesto de comida, un puesto de suvenires o una vivienda random. Sin darnos cuenta, este paisaje cambió por completo. En cinco minutos, estábamos con el autobús casi en vertical subiendo una cuesta en mitad de una montaña. En esa montaña de carretera serpenteante, sólo se veían árboles, árboles salvajes que esta vez sí habían ganado el pulso. Salvando las distancias, es como el contraste que hay entre el sur y el norte de España. Del mismo modo que cambió el paisaje, cambió el clima, nosotros con el aire acondicionado no sentimos diferencia de temperatura, pero sí vimos una lluvia bestial. De repente estábamos en mitad de una lluvia para mí, monzónica en la que el bus, al pasar por los charcos creaba una cortina de agua que subía hasta la altura de mis ojos.
Cuando llegamos, asociábamos la lluvia y la altura a un clima frío, pero nada más lejos. Al salir del bus, la humedad y el calor nos dio una bofetada brutal. Era una jungla en mitad de la montaña, Sara definió el clima perfectamente al día siguiente como la zona tropical de Faunia, donde estaba la cascada y los tucanes. Esa sensación de humedad y de calor te inundaba los pulmones haciendo que la respiración fuera asmática. Suerte que no tuvimos que caminar, sino que la hermana de Deni nos vino a buscar en coche y nos llevó hasta su casa, donde nos prepararon una comida riquísima. Donde cabe destacar el postre casero que nos encantó a todos. 3 niños purulaban por ahí por la casa, sobrinos de Deni. No puedo describir cada casa que veamos, porque me volvería loco, pero sí me llamó la atención que el blanco puro llenaba la casa, y había una zona en el centro de la vivienda en la que no había techo, y el agua caía hacia un desagüe. Al no tener ni una sola puerta, podías estar comiendo y tocar el agua de lluvia al lado. No nos dejaron ayudar ni si quiera a recoger la mesa.
De ahí, fuimos a casa de Deni, dejamos las cosas y fuimos a ver el centro de xico. Una plaza cuadrada en la que los coches circulaban alrededor de ella. Caminamos un poco más y de la calle noroeste salía una calle con árboles alrededor para llegar a una iglesia rodeada de verde. La iglesia obviamente no era románica ni gótica ni ningún estilo que conociéramos. Era un edificio blanco con zonas rectas muy marcadas pero las cúpulas tenían un estilo más bien árabe. De ahí bajamos por una zona con dibujos en las paredes hasta una roca enorme. Una roca que decían, se practicaba hechicería y magia negra. Una roca a la que podíamos subir, pero eso lo dejamos para otro día. Se supone que si estabas en  silencio durante la noche (como estábamos) podías escuchar el “aullido de almas atormentadas”, y juro que nada más llegar escuché un aullido, sería de algún animal, pero Deni también lo escuchó (o ya no sé si estaba de coña o no).  Decidimos, de ahí, llegar a casa y descansar. Dormimos Sara gutt y yo en dos camas que colocamos en posición horizontal.

Cuando parecía que el día iba a acabar, Gutt se cargó sin querer la base del ventilador, y estuvimos otro rato más haciendo un apaño. Colgando el ventilador de un hierro, en una posición en la que sólo me daba a mi. Obligatorio dormir con ventilador allí por el calor asfixiante a cualquier hora del día, aunque lloviera, no refrescaba.

19 05 2016 el vuelo

Con un madrugón de aúpa, comenzó nuestro vuelo. Cogimos un taxi a eso de las 6 de la mañana y nos encaminamos a barajas, la T2. Como de costumbre estábamos sentados esperando a la apertura de puertas como una hora antes. Con todo en orden, despegamos con poco más que mencionar hacia Frankfurt. Durante el vuelo, nos sentamos al lado de un chico con el que estuvimos hablando Sara y yo sin saber su nombre. Era funcionario del gobierno e iba a Zagreb con todos los gastos pagados para una reunión en la que simplemente tenía que confirmar que todo estuviera igual que hace 6 meses (en ese momento no había gobierno en España). Me sorprendió, ya que él mismo decía que era una bobada de viaje.
Ese vuelo sin más. Mirando por la ventana lo verde que es Alemania y sus casas triangulares. Me sorprendió también ese paisaje. Como un océano de árboles en el que de vez en cuando, podías ver una carretera completamente recta llegando hasta donde alcanza la vista invadiendo el espacio, que clarísimamente era de los árboles.
Al aterrizar, tuvimos que encontrar la nueva puerta de embarque hacia Mexico DF. Tanto a Sara como a mí, nos impactó el descomunal tamaño del Boeing 747. Realmente, nos impactó todo de ese vuelo. 3 filas de asientos a cada lado, más una fila central de 4. Al sentarnos teníamos un mando en los reposabrazos  con dibujitos. Nos pusimos a toquetear y una azafata nos preguntó si queríamos algo (con un español risueño casi perfecto), por lo visto la estábamos llamando.
Un impresionante despegue de más de 400 toneladas en el que ni una sola vibración nos pudo meter algo de miedo en el cuerpo. Un empuje de 0 a 300km/h en… ¿10 segundos?. No sé exactamente en cuanto tiempo, pero ver y sentir elevarnos dentro de ese mastodonte fue una sensación increíble sobre todo por la estabilidad que demostraba. Parecía que podía hacer eso con el doble de peso, es un avión que “va sobrado”.
Una vez en el aire y el avión estabilizado, la atención de los azafatos genial. Cada poquito tiempo pasaban ofreciéndonos bebidas y kit kats. En cuanto vimos que era gratis, igual abusamos un poco del zumo de naranja. Las comidas en el avión, eran pasables. Pasta y pollo, y pasta y bistec para cenar, con una ensalada y poco más. Durante estas 12 horas de vuelo, vimos 3 películas y estuvimos comprobando por dónde íbamos en las pantallas individuales. Pasamos de Alemania a Reino unido, de ahí seguimos subiendo hasta casi Groenlandia para entrar de nuevo en tierra por el norte de Canadá, con un paisaje gélido donde el sol nos deslumbraba por los charcos (más bien lagos) helados.  Y de ahí ya bajamos por todo norte América hasta atravesar el golfo de México y llegar al DF. De esa “bajada”, intentamos ver Toronto y hacer una foto a Torontontero pero no fue posible, porque creo que fue en el único sitio donde hubo nubes.
Cuando comenzó el descenso hacia df, alguna turbulencia que mereció la pena vivir por atravesar las nubes. Y ya en tierra, poco más que decir, tuvimos que pasar la aduana donde dijimos que veníamos a ver a una amiga y rellenar un par de papelitos con nuestra dirección aquí. En seguida nos encontramos con Gutt que nos estaba esperando en la puerta. Llegamos a la hora prevista.

A partir de aquí, pillamos un bus de 3 horas hasta la casa de Gutt. En mi reloj marcaban las 3 de la madrugada (hora española) y el sol pegaba con fuerza. En ese bus, nos regalaron galletitas y agua. Y durante el trayecto, mientras nos poníamos al día con Gutt, yo iba mirando el paisaje y ya me llamó la atención, sobre todo la conducción y los camiones. Llegamos a eso de las 11 (ya hora mexicana) y directos a la cama. Podíamos haber intentado dormir en el bus, estuvimos como 23 horas sin dormir, pero mereció la pena para no tener jetlag. El día siguiente iba a ser muy largo.

martes, 17 de mayo de 2016

Mi paso por Arvato

Hoy quiero escribir otro pedacito de mi historia, historia que comienza en un viaje y acaba en otro (como deberían empezar y acabar todas las grandes historias). Añadir que empezaré por el principio, pero sin duda, para nada lo más importante.

Estábamos de vacaciones en Almería, una excursión del inserso, cuando de camino a Mojácar, en el autobús, recibo una llamada, en la que me dicen que me han seleccionado para trabajar de teleoperador en Salamanca. Tras varias comeduras de cabeza (planteándonos si cortar las vacaciones y subir a salamanca, o si no trabajar, o alguna otra posibilidad), decidimos que lo mejor era hacer la entrevista por Skype.

Unos días más tarde, buscando wifi en el hotel, recuerdo cómo me arreglé de cintura para arriba para que me vieran como “un chico formal”.  Después de varios intentos fallidos con todo preparado, me llaman y me dicen que no hace falta, que entre directamente. Hice algo de papeleo para la ett (Adecco) y dicho y hecho.

Cuando acabó el viaje volví a Salamanca, a vivir en el piso de Sara mientras encontraba algo. Al entrar a trabajar, aún me acuerdo del primer día, en el que nos enseñaron un poco normativa de Arvato, un formador llamado Jorge, serio, pero con un carácter empresario. Dentro de Arvato hay muchos departamentos, una empresa contratada por Orange para mantener sus productos. En un principio nos formaron para Fidelización. Pero en seguida nos cambiaron a Venta. Venta pura, con un formador increíble por su seriedad, carácter y humor. Víctor, hasta hoy, la persona que más conocimientos tiene de tecnología que conozco, una biblioteca andante capaz de explicar a CUALQUIERA conceptos complicados. Estuvimos 2 meses de formación, pero con Víctor, en ventas, solo 2 semanas. Ahí conocí a gente bastante maja, Javi, Aida, Alberto, Alex por ejemplo. Y gente… pues bueno, como en todos los sitios. Aún así, iba a ser una antesala de lo que vendría después. Conseguir empleo a cualquier precio con métodos, para mí, amorales. Pero allá cada uno.
De esos días, recuerdo que yo fui súper participativo, y de los más activos (igual por eso pude entrar), o cómo Víctor subió una silla a la mesa para que se la vendiéramos. Recuerdo el último día de formación, cuando iban a meter a unos cuantos, entró Nacho (el  jefe de sala) y Araceli (AMOR). Nos hicieron una última entrevista para sondearnos en el momento. Mi sinceridad me hizo temer porque dije que no sabía si iba a tener continuidad en la empresa.

Suerte, que entramos. Y por la puerta grande. Alberto, Alex, Ely y yo fuimos a hacer escuchas a Empresas (el mejor departamento de Arvato). Mientras otros 4, entre ellos Aida, fueron a televenta (al resto les echaron). Recuerdo que me pusieron a hacer escuchas con Paula una chica mona rubita con pinta de pijina. Y a Alber, le pusieron en frente de mí con otra chica menos mona, menos pija y más alta. Estuvimos bromeando porque a Alber le hubiera gustado hacer escuchas con Paula y a mi con aquella otra chica, Irene.
Entré.

Los primeros días no me resultó complicado, seguí con la misma dinámica de preguntar y absorber todo lo posible. Vendía, que ya era bastante por lo visto. Durante estos primeros días, yo iba a lo mío, trabajar, trabajar y trabajar. Echaron a Ely en seguida. Así que empecé a conocer gente, conocer gente e intentar hacer migas. Por lo visto, la sociedad sigue siendo estúpida. Más que la sociedad, la gente de mi edad. Hubo dos personas que pensaron que estaba ligando con ellas. Una chica de 19 años Alicia (madre de un hijo) y la propia Irene. Eso produjo que me quedara solo. Que se crearan rumores de que era un salido y me sentara todos los días durante 3 semanas solo. Esto mientras Irene me pinchaba tirándome papelitos con un comportamiento extraño a mi modo de ver. Lo que ellos no sabían es que por aquel entonces tenía algo con una chica, algo que podíamos definir como sólo sexo continuado. Más que de sobra para mí. Os puedo asegurar que no quería nada más con nadie más.
Esta etapa duró hasta que hicimos una cena de empresa. Que todos vieron cómo era. Antes de esta cena, después de llevar dos meses en la empresa, mi coordinadora me dio una charla motivadora que vaya si me motivó. Aunque estuviera solo, me puse las pilas. Sus palabras exactas fueron: Rubén, sabes que se van a ir todos los veteranos, eso te convierte en  veterano, necesito que vendas, ya no sólo porque tú te mantengas, sino para que se mantenga el departamento. Vende por nosotros.
Eso produjo que durante todos los meses bajo el mandato de esa coordinadora Araceli, llegara a incentivos. Fui el mejor. Bueno, no es cierto. Luchaba con un chico de por la mañana Pesca; si la media del departamento eran… 60 moviles, yo llegaba a los 90, pero Pesca llegaba a los 120. No sabía qué hacía, y quería mejorar, así que me estuve informando y… sus tácticas no eran limpias.
Hay dos formas de vender mucho allí. O vendes bien, o vendes mal. Haciendo trampas. Yo elegí el camino bueno.

A medida que iba pasando el tiempo, iban entrando compañeros y saliendo otros. Pero los que siempre estábamos éramos, Alvaro, Fran, Irene, Arancha, Fer y Araceli. Gente que pasó por allí, muchos, Lorena, Jose que tuvo un hijo, Mónica, Bibi, Cris, Alvaro el grande, Pabloide… muchos.
Hubo una temporada que me cambiaron a teleweb particulares, querían que “levantara el departamento”, un departamento en el que íbamos a estar los “buenos”. Por aquel entonces, ya tenía suficiente fuerza (todos los meses llegando a incentivos me avalaban), como para poder jugármela. Y lo hice. No quería estar allí, quería estar con Ara.

Particulares, es más fácil que empresas, más fácil a la hora de vender, pero más complicado dar datos, porque entra gente de todo tipo. Personalmente, prefiero empresas, gente con las ideas claras con la que echar pulsos mentales. Intentar convencer, no dedicarte a desquiciarte por tener 10 llamadas seguidas de “se me ha roto el ruter”. Encima me pusieron de cordi a Irene. Como tal, estaba en su función de motivar a sus agentes y se interesó por qué me pasaba. Me inventé una patraña y me llevaron de vuelta a empresas.

Y pasaron los meses, con charlas y broncas sobre todo por parte de la supervisora Azu. Tuve que “enfrentarme” a ella también. Recuerdo cuando nos sacaron a todos, para decirnos que ya no contaba vender bien, contaba vender. O sea, vía libre para hacer trampas. Me negué. Y palabras textuales: “pues vas a tener que elegir entre tener moral o trabajo”. Elegí moral y trabajo con la ayuda de Ara que me permitió hacer lo que quisiera.

Después de ese momento fue cuando llegó el reconocimiento y las felicitaciones por parte de Azu. Azu, cómo definirla. Azu es la más temida, el poli malo, la jefa a la que hay que lamer el culo porque sino te echa, la típica sargento ante la que te cuadras o te pones nervioso con su presencia por si estás haciendo algo mal (aunque sepas que no es así).

Siguió pasando el tiempo, esos días salía de fiesta con la chupipandi superguay de Álvaro Fran (los únicos con los que estaba 100% a gusto), Juanpa, juan, Ariadna (Metefichas a todo lo que tenga pito), Irene, Lorena, Diego… Gente que espero olvidar cuanto antes, salvando los dos primeros claro.
Y siguió pasando el tiempo. Me cambiaron de cordi. Ernesto. Uno nuevo, inteligente pero con poco don de gentes en un principio. Luego con el tiempo quedó demostrado que no. Bastante majo. Aquí fue cuando me cogí mi primer aux, descansos que como había que apretar, nunca me cogía. Mientras estaba con Ernesto, el destino quiso que mi camino se juntara con Arturo (el gay cobarde niño de papá amigo de Noé el Argentino sin escrúpulos). Duró poco, y se fue por la puerta de atrás, escondido y sin decir nada a nadie, muy a su estilo. Creo que su último día fue en el que todos me aplaudieron por llevarme un z5 compact (siendo consciente de que escribo con prepotencia). Ahí también entro Mule, intenté ayudarle todo lo que pude, pero no fue suficiente. Porque… como se le antojó a un superior… tenían que echarle.

Y llegamos a un punto… en el que entra una amiga mía a trabajar allí. Jen. En su primer día, ella no sabía qué hacer. Eso me hizo que conociera a Ana la que es ahora mismo una de las personas más importantes en mi vida. Resulta que el primer día de Jen me preguntó, ¿y ahora qué? Pues ahora conocer gente, mira estas chicas de aquí seguro que también es su primer día, cómo os llamáis? Ana, (y otra que no recuerdo su nombre, porque quería adivinar el de Ana) ok, Ana, menganita, Jen, Jen, menganita y Ana. Voy para dentro. Y ahí les dejé hablando.

Después de ese día, tenía un sitio donde dirigir mi mirada, tenía una zona de la que estaba pendiente, una persona a la que analizar y observar para saber si sería la elegida o no. Fue que sí. Salí una noche con ellas, tiempo que me bastó para confirmar lo que suponía. Era sencillamente fantástica.
Los días en el trabajo habían cambiado, mi objetivo económico estaba cumplido, así que me quería mantener allí viendo todos los días a Ana. Iba a trabajar con otro cuerpo, con otro fin, mucho más humano. Los incentivos ya no tenían sentido, las preocupaciones por haber bajado mis datos no tenían sentido, mi motivación en las llamadas era nula.

En las últimas semanas, combinaron departamentos, en el que estaba yo 1414 y empresas, 1414 está haciendo que los datos de empresa bajen, pero bueno, a alguien le interesará que esté ese departamento allí. En esas últimas semanas, quitaron a Ernesto de coordinador, y metieron a Alber, más pillo que Ernesto. Les dejé subiendo los datos.

Así que, la inercia me llevó a acabar allí. Me cambiaron a otro departamento que intenté boicotear vendiendo menos aún… Metieron gente con la que finalmente estuve muy a gusto. Manu y Guille… El morenito reshulon caradura… Gente maja.

En resumen, un año y medio que me sirvió para mucho. Aprendí cómo funcionan las empresas españolas, en las que estás donde estás no por lo que valgas, sino por de quién seas amigo. Me ofrecieron ser coordinador, me ofrecieron presentarme a formador, a ambas me negué.

Recuerdo que querían retenerme allí, sí o sí, Azu, Ara, no querían que me fuera, e hicieron lo imposible para que me quedara. Me ofrecieron algo inédito allí. Nadie había visto nunca lo que me ofrecieron, un contrato de empresa. A lo que por su puesto también me negué. Me sentí muy halagado y agradecido, pero mi camino tiene que continuar. No puedo estancarme en una empresa como Arvato. Y allí vamos, a abrirme paso por el mundo, volando, la semana que viene a México, un viaje de vacaciones con vistas al futuro e intención de trabajar de animador o modelador  3d. Dejo atrás a mucha gente con la que he pasado grandes ratos, con las que podría seguir riéndome durante muchas horas como son Manu, Guille, Arancha, Ara, Álvaro y Fran. Y digo que los dejo atrás, porque desgraciadamente no creo que tenga contacto con ellos y espero que así sea. Dejo atrás a gente mala, sucia y ruin, convenida y aprovechada, pelota e hipócrita de la que espero haber aprendido al menos a cómo tratar con ellos. Me llevo, de menor a mayor importancia, la parte económica, la experiencia y me llevo la que espero sea mi compañera durante muchos años. Por todo, por todos y para Ana mostrar gratitud se queda corto para este último año y medio.