Tras dos o tres horas después de despertarnos y ponernos al
día en la oficina de turismo y pillar un pollo para comer… nos encaminamos al
complejo de Chichen Itza. Llegamos y nos ahorramos el parking dejando el coche
en la puerta. Mientras íbamos de camino, nos asaltaban para vendernos cosas al
grito de 10 pesos. Queríamos pagar un guía y estuvimos regateando para sacar
uno por 500 pesos. Aún así nos parecía mucho, esperamos a que alguien se nos
acercara y compartir guía y precio. No lo conseguimos, pero a los 15 min
apareció otro hombre que nos ofreció el tour por 400 pesos. 20 euros, aceptamos.
Nada más entrar vimos la gran pirámide de Kukulcan (las K
guturales). La famosísima pirámide maya a la que todos le ponemos cara. Nos
explicaron que había 91 escalones en cada cara de la pirámide más uno central.
En total 365 días del año, con 9 niveles en cada cara representando los 18
meses del año. Era un calendario muy bien conservado y restaurado.
De ahí nos dirigimos a ver el campo más grande de juego de
pelota, 159 x 40 metros. Inmenso, esta vez pudimos pasear entre las dos
paredes. Del mismo modo vimos los murales con grabados que explicaban lo que ya
sabíamos. El sacrificio al ganador y la ofrenda. Después seguimos viendo más
construcciones como un cementerio en el que aparecían las cabezas de los
enemigos en picas, a modo de advertencia. También vimos un muro de 2 metros de
altura, que dudan si era defensivo o mero decorativo. Seguimos avanzando con el
calor, esta vez menos asfixiante y llegamos al cenote sagrado. Un cenote enorme
dentro del complejo, muy sucio. Lo vimos desde arriba con un color verde opaco.
Nos explicaron que de ahí, habían sacado tesoros además de jade. Jade era la
piedra preciosa con la que comercializaban los mayas y los colonizadores.
Salimos, y seguimos con nuestro tour visitando el templo de los guerreros. Un
templo destinado a la ofrenda, con una base de columnas cuadradas en las que
estaban grabadas las imágenes de guerreros y otras columnas circulares. Se
llama el cuadrángulo de las mil columnas (aunque hubiera menos de mil.) Un
edificio impresionante en el que era fácil imaginar los colores y el techo de
la parte inferior. Otro cenote en el interior del complejo, llamado Xtoloc.
Este más pequeño que el anterior pero igual de sucio. Nos metimos en una casa
Maya y salimos hacia la zona del observatorio. El observatorio tenía una
escalera de caracol elevada 2m sobre el suelo. A ella se accedía con una
escalera de mano, para que el astrónomo no fuera molestado allí arriba. Curioso
que fuera una de las pocas construcciones circulares, suponemos que por la
ubicación y facilitar la visión de todo el cielo. Para finalizar el tour vimos
un palacio noble sin restaurar y al lado su propia “iglesia”. Un oratorio
destinado al dios de la lluvia, Chaac. Extremadamente ornamentado, pero
precioso de estilo maya.
El cansancio acumulado, hace que no recuerde muchos detalles
de la visita. Pero por ejemplo, la palabra chichen itza, significa boca (chi)
del pozo (chen) de los brujos del agua (itza). Por ejemplo la palabra Chi-cle
(boca, movimiento). Aprendimos, que el lagarto que camina sobre las aguas, ese
que sale en los documentales, se llama Jesus Lizard en inglés. Tras la visita de dos horas, nos quedamos con
la famosísima Kukulcan.
Enorme, imponente y preciosa. El tiempo ayudó con nubes y
cielo azul perfecto para hacer fotos. Kukulcan (pluma y serpiente) para los
mayas, Quetzalcoalt para los aztecas. Estábamos ante la construcción más famosa
de todo el Yucatán. En la cara norte, la principal, descendía por toda la
escalinata, la serpiente, con su cabeza abajo. Durante el equinoccio, todo el
edificio queda en sombra salvo la serpiente. Descubrimos, que la zona fue
encontrada por casualidad. Un americano compró una finca, y dentro de ella
estaba todo eso, oculto entre vegetación y piedras. Cuando lo desenterraron, la
familia vendió toda la finca a otra familia bastante poderosa de México. Así
llegó hasta hace 3 años, que seguía siendo propiedad privada. Pero el gobierno
mexicano presionó a la familia hasta que consiguieron hacerse con el terreno.
Por lo visto, si la familia hubiera sido menos poderosa, la expropiación del
terreno hubiera sido más contundente. La familia, sabiendo lo que tenía entre
manos, no se conformaba con los 20 millones de dólares que le ofrecía el
gobierno.
Tras varias fotos allí, nos movimos hacia el cenote il kill. Cuando llegamos, empezó a llover, aunque el calor apretaba. Llegamos,
pagamos los 70 pesos y lo vimos. A mi personalmente, no me gustó. Era un
agujero en la tierra, con agua, pero esta vez no brillaba. No lucía. No sé si
por la cantidad de gente que había, o porque el sol no brillaba. A medida que
íbamos bajando, había algún mirador. El cenote se encontraba entre lianas y
vegetación. En la parte más cercana al agua, había una piedra con una mini
escalerita y un saliente para saltar al
agua. Muchísima gente en el agua, hacía que los peces nadaran asustados, había
poquitos y no se veía nada. El fondo estaba bastante hondo, 50 metros bajo
nuestros pies. Las vistas desde dentro, la verdad que sí eran bonitas, estabas
nadando mirando hacia un agujero que se elevaba como 20 metros por encima de
ti, desde la que caían lianas y vegetación hasta la altura del agua. Había tres
agujeros en la propia tierra de la que caía más agua. A modo de cascadas podías
estar metido en el agua con la cabeza por fuera, mojándote y cayéndote el agua
de esa cascadita.
Salimos de allí, aunque la gente iba desapareciendo, para mi
el lugar seguía sin brillar. Nos volvíamos a dirigir a Chichen Itza, a ver un
espectáculo nocturno de luces y sonido. No nos decepcionó. Después de dos horas
y pico de espera, entramos y mereció la pena la espera. En el césped donde
habíamos pisado por la tarde, habían puesto unas sillas mirando a la pirámide.
Un atardecer dentro del parque, precioso. La pirámide oscura empezaban a verse
las estrellas. Cuando empezó el espectáculo, empezaron a contarnos toda la
historia maya. Impresionante espectáculo de mapeado que disfrutamos a la
perfección, además de por el lugar, por la escasez de luz que había.
Saliendo, aún con el fresquito del momento, nos fuimos a Valladolid.
Habíamos visto un hostel de 100pesos la noche (5€). No nos costó encontrarlo, y
cuando entramos vimos un rollito bastante diferente al que teníamos el día
anterior en el hotel. Todo mucho más Hippie, todo mucho más nosotros. Teníamos
piscina y en la parte de detrás 3 chicas haciendo pulseras. Después de
comprarnos un zumo y algo de chocolate nos sentamos con ellas, mientras
hablaban, yo escribía esto. Nos recomendaron Bacalar, así que mañana
decidiremos si ir a Tulum o a Bacalar o a donde veamos.