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miércoles, 19 de octubre de 2022

Día 7. Florencia y su Leonardo

Podíamos ir a cualquier hora del día. El museo da Vinci nos estaba esperando. Así que organizamos el día tranquilamente para ir al museo por la mañana y hacer un free tour por la tarde.


Volvimos a desayunar en el mismo sitio que el día anterior. Otro brownie, otro capuccino y para el museo. Al llegar, nos sorprenden diciendo que hay dos museos y nos ponemos un poco tristes al ver que no era interactivo. Queríamos jugar con las maquinitas de da Vinci. Pero el museo empezó con réplicas de sus diseños que no se podían tocar. El famoso ala delta, el helicóptero alguna grúa y cosas así. Lo bueno es que estaba todo en castellano y veías los bocetos. Al llegar a la otra sala, un poco más de los mismo. Esta vez eran las armas de guerra. Barcos, tanques, lanzas, ingenios para asaltar fortalezas, incluso un traje de buzo. Pero queríamos toquetear!


Bajamos al piso de abajo y ahora sí. Parece que nos dejan tocar dos ruedas. Pensábamos que eran de estos movimientos infinitos. Pero qué va. Eran dos artilugios para demostrar que una rueda, se para. Entramos en otra sala y ahora sí. Empezamos a cacharrear con distintos engranajes de madera, poleas, e inventos para convertir movimientos circulares verticales en movimientos circulares horizontales.


La verdad que el museo fue un crescencio, porque acabamos trasteando con todo. Juegos con espejos, la diferencia entre la fuerza que hay que aplicar con la suma de poleas, incluso un gimnasio!. Todo con madera, cuerdas y sacos de peso. Para acabar, estuvimos un rato intentando hacer un puente circular. O sea, el reto era hacer un puente normal, solo a base de palos formando un semi octógono se puede levantar un puente. Pero nosotros quisimos rizar el rizo e intentar cerrar ese octógono. Imposible.


Muy divertido, lo pasamos bien, también porque íbamos sin prisa y al final jugamos con todo. Caminando de camino a comer, paramos en la piaza de la signoria. Un museo, literalmente, al aire libre. En esta plaza se encuentra el palacio vechio, una de las pocas plazas que no tenía iglesia. A la izquierda de la puerta de este palacio hay una réplica "exacta" del David y a su izquierda, otra estatua de Hércules pegando una paliza a alguien. Y ambas, miran a una especie de soportal en alto, al que se accede por una escalera donde ves gratis unas 10 esculturas. A cada cual más impresionante. Aquí está el perseo con la cabeza de Medusa, o el rapto de las sabinas. Alrededor, desde abajo, estudiantes (o no) de arte, con sus cuadernos intentando dibujar estas estatuas. Alfon, libreta en mano no iba a ser menos.


Fuimos a comer a un sitio recomendado, la fettunta. Estaba lleno, pero decidimos esperar 10 minutillos porque parecía que merecía la pena. Y vaya si la merecía. Un par de camareras se indignaban al ver que después de pedir lasagna, bolognesa y carne, no pedíamos vino. Así que cayeron. Y entre Lorena y alfon se bebieron una copa de no sé qué vino. La mejor lasagna que he probado. Y el mejor pan. Crujiente calentito y esponjoso. Creo que me comí media botella de aceite con ese pan.


Al terminar hinchados, fuimos a la plaza del porcelino donde, la tradición dice que hay que meterle una moneda en la boca a una fuente de un jabalí de bronce. Si la moneda cae por el desagüe, vuelves a Florencia, o se te concede un deseo o algo así. No lo hicimos, pero alguno pasaba y mientras otros se hacían un selfie, metían directamente la moneda en el desagüe. 


Después fuimos al encuentro del free tour. Un brasileño bastante majo nos contó detalles y curiosidades de Florencia. Los m

Medici, los ufizzi, sus palacios. La construcción de la cúpula de la catedral o el baptisterio. Fuimos por los sitios que habíamos paseado el día anterior, pero ahora entendimos lo que estábamos viendo. La verdad que estuvo muy bien. Lo disfrutamos todo, menos sus recomendaciones. Nos dio un qr con varios sitios, decidimos ir a tomar un batido de la lista. Y puaj. A mi me pareció asqueroso. Todo lo que probamos ahí. El mío sabía a césped. Y poco más. El día dio para poco más. Alguna foto en el puente vechio de noche y de camino pillamos un Panini en All'antico vinaio. Unos bicharracos enormes que no pudimos acabar ni Alfon ni yo. Él se lo pidió de tocino (era como morder grasa) y yo mortadela con pesto (me salía el pesto por las orejas). Lorena se pidió uno, no me acuerdo de qué, pero no pudo ni empezarlo porque le seguía dando guerra la muela. 


Prontito a la cama, que estábamos cansados, y alfon y yo nos quedamos descubriendo técnicas random para solucionar sudokus. 

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