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sábado, 22 de octubre de 2022

Día 10 Milán

Bueno pues creo que lo hicimos genial. Empezamos por el plato fuerte, que fue Roma. Donde más nos cansamos, tanto caminando como viendo cositas para acabar por Milán donde sólo hay una cosa que ver. El duomo. Lo demás, no vale para nada. Es una ciudad. Una ciudad con todas las letras y sin nada especial. 

Llegamos de noche y habíamos pillado el hotel al lado de la estación. Una mega estación de tren gigante, super bonita. Fijate, que pondría como algo que ver en Milán, la estación. Con esculturas mastodónticas y techos altísimos de mármol.


Estábamos cansados así que pillamos el bono de 24 horas del metro. Creo que no estuvimos ni 24 horas en Milán, pero lo dicho con 3 horas nos habría bastado. Dejamos las cosas en el hotel y fuimos hacia la plaza del duomo. Nada más salir del metro ahí estaba, super iluminada y menos blanca de lo que parecía en las fotos. Es lo que más nos llamó la atención. Las cámaras hacen que parezca más blanca de lo que es. Nos resultó imponente, sobre todo la fachada. Al día siguiente íbamos a subir, así que básicamente dimos una vuelta bordeandola para verla por todos los ángulos. Es una pena el poco respeto que tienen por esta catedral. Hubo dos detalles que no me gustaron nada. La plaza del duomo está muy muy llena de gente, pero creo que sólo el 10% están ahí para verla. Todo el mundo está en un ambiente de fiesta, no sé si diría botellón, pero corrillos de grupos de adolescentes y no adolescentes. Y lo otro que no me gustó fue que la propia catedral tiene dos pantallas gigantes donde ponen anuncios del último Samsung Galaxy. Al menos respetaron la fachada principal, pero es una pena que el lateral esté ocupado por una pantalla. Además la parte más alta del duomo estaba cubierta por un andamio.


Poco más, hicimos alguna foto, fuimos a ver la calle de Víctor Manuel II. La típica calle cubierta por un cristal y a dormir. 


Al día siguiente fuimos a ver el castillo de sforzesco con las mochilas a la espalda. De nuevo, un monumento impresionante empañado por tantísima gente. Además coincidimos con algún tipo de carrera contra el cáncer o algo así. Así que por dentro, en los jardines, había chunda chunda y un escenario montado con un DJ pinchando. La verdad que esto no me molestó tanto, porque yo creo que entrar a este patio era de pago, pero estaba todo abierto. Y estando en el contexto de... Ciudad estándar, pues nos animamos voceando. Parecía que había alguna exposición, pero esta sí parecía de pago, igual que la entrada para ver la última obra inacabada de Miguel Ángel. Nos quedaba el plato fuerte, subir a las terrazas del duomo.


Colas colas y más colas. Hasta cuatro filas diferentes y tú tenías que adivinar cual era la tuya. Preguntamos, y no reconocen el qr. Nos dicen que vayamos a otra cola. En esa otra cola nos dicen que vayamos a donde venden los tiquets y les enseñemos el código de descarga. Parecía que nos habían timado. Cogimos el tiquet en una página que se dedicaban a los bus turísticos estos de dos pisos. Pero nos salió súper barato. Fuimos a la taquilla y más caras de incertidumbre. Unos se preguntaban a otros, y no sabemos muy bien qué pasó que de repente adivinaron qué habíamos cogido. Según ellos el pack completo, terrazas con ascensor, catedral por dentro, zona arqueológica y museo. (Yo creo que solo pillé terrazas e interior sin ascensor. Pero bueno. Palante.


Vamos a nuestra cola. Y después de unos 45 min esperando... Vemos que un matrimonio que iba delante les hicieron salirse de la cola. No pasaron el control de seguridad y el hombrito fue corriendo a dejar una bolsita a donde fuera. Suponemos que a alguna taquilla o algo así. Nos toca a nosotros y efectivamente no nos dejan entrar con las máscaras venecianas ni los souvenirs. Así que le preguntamos dónde podemos dejarlas y no nos dan opciones. Más que dejarla en un puesto de perritos calientes.

Insisto si existen algunas taquillas. Me dice la chica que no. Mientras pasaban el control Lorena y Alfon, le pregunto a otro de seguridad y la primera mujer le dice algo en italiano. No le dejó contestarme. Me cabree. Pero no podíamos hacer nada. Encontramos otra chica que nos dijo, de manera más amable, que efectivamente no había muchas más opciones. Igual en la estación central. 


Intentamos en el puesto de perritos pero nos dijo que no. Así que con nuestro bono de metro invertimos otros 45 min en ir, dejar las mochilas en unas taquillas vigiladas (con otro estúpido en recepción) y volver. Ya en la cola de nuevo vimos que estaba la misma de antes, la estúpida. Así que decidimos hacer la cola otra vez. Cuando llevábamos 10 min o así, nos vio la maja y nos invitó a saltarnos la cola. Menos mal, porque yo ya estaba muy cruzado.


Creo que por eso tampoco disfruté tanto la catedral. Al llegar a la parte de arriba no está bien indicado el camino y salimos por una puerta para llegar a unos tejados. Estábamos a la altura de los contrafuertes, realmente dicen terraza pero son unos pasillos al aire libre. Cada vez que doblabas una esquina, encontrabas más de lo mismo. Es cierto que al principio impresiona, pero vista una, vistas todas. Está tan recargada que no sabes dónde mirar. Aprecias el mimo que se le puso a cada figura, a cada cm cuadrado. ¿Lo malo? Que se ve la falta de cariño en el mantenimiento, sobre todo porque hay materiales de construcción tirados por ahí. Alguna carretilla, andamios, redes de seguridad, cables, de hecho ves enchufes e interruptores. Cada estatua tiene a la espalda un cable, lo que hace que no termines de transportarte a otra época. Eso y de nuevo, mucha gente. Parece que controlan la entrada, pero colas arriba. Lo que debería ser un espacio de tranquilidad y desconexión de todo el jaleo de la ciudad... Se convierte en más de lo mismo, pero a más altura. Recomiendo subir, si. Pero por ser lo unic que hay que ver en Milán.


La catedral por dentro si es una pasada. Las vidrieras y el estilo gótico se nota también por dentro. Creo que es la más bonita que he visto. ¿Lo malo? Había misa, y también me pareció que cero respeto. Había ruido ambiente, y aunque sonaba el órgano, no era lo suficientemente solemne. Bajamos a ver la zona arqueológica, que ya tuvimos ir rápido y nos pareció un poco meh. Ruinas sin entender muy bien qué veíamos. 

Salimos y fuimos al museo que también pasamos rápido. Esculturas, pinturas, telares o maquetas de las antiguas obras que estaban en la catedral (creo).


Y nos quedaba una última sorpresa. Habíamos pillado los billetes del bus para ir al aeropuerto, y salía desde la estación central. Preguntando, encontramos una marabunta de gente en forma de cola en la acera. No había un andén, o una dársena de donde saliera el bus, sino que era una parada urbana. Qué pasó? Pues que todo el mundo quería subir al bus. Y en vez de organizar por gente con billete y gente sin él, bajó el conductor y se puso a vender algún que otro billete. Hasta que metimos el hocico e hicimos ver qué algunos teníamos billete. Subimos, pero había un ambiente raro. Porque algunos pensaban que nos habíamos colado, otros se quejaban porque había gente a la cola y no habían subido. De hecho, pasamos por San siro, y el bus hizo otra parada para coger a más gente que no cabía. Dos chicos españoles decidieron plantarse y se sentaron en el pasillo.


10 días en Italia para tener una visión global del país, por menos de lo que pensábamos. Espero olvidar ciertas pinceladas de racismo, o malos gestos por parte de muchos trabajadores y me quedo con la pasta italiana y sus capuccinos, a parte de Florencia, Venecia, Siena y Roma.  Estuvimos el tiempo perfecto en cada ciudad. Sólo nos quedó la espinita de Burano, el mirador de Miguel Ángel en Florencia y la última cena en Milán. Nos hizo un tiempo espectacular en manga corta en octubre. Y la compañía también inmejorable, Lorena y Alfon. Sin duda el primero de muchos porque no pude estar más a gusto.  

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